domingo, 20 de mayo de 2018

POEMA 7

LA MUCHACHA DE LOS OJOS DE MIEL

Aquel hombre cargaba demasiado peso
sobre sus espaldas
(sobre sus endurecidas y añejas espaldas)
y se había rendido a la evidencia
de que al final del túnel no había ninguna luz
sino un camino árido que anegaba el terreno
húmedo y tan lúgubre como un réquiem de Haëndel...
Pero de pronto ella se incrustó en su vida
casi de zopetón,
y él descubrió en sus ojos una nueva ternura,
una mirada candorosa quizás melancólica
que lo llenaba de deseos de vivir
y de otra vez confiar,
y en aquella muchacha donde convergían
picardía y candor arcoirizados
por una nobleza carente de imposturas
que le brindaba su cariño sin pedirle
ni una pizca de reciprocidad,
él encontró una brisa rejuvenecedora
que lo animó a recuperar sus viejas ilusiones,
a mirar con optimismo el entorno vital
que había obviado desde hacía ya mil años-luz,
porque en esa muchacha de mirada dulcísima,
de trato tan limpio como el cáliz sagrado
y de una exquisita sensibildiad capaz
de conmoverlo,
él asumió, mirándose en sus ojos
demasiado jóvenes quizás,
que era cierto, que la vida podía
ser hermosa, muy hermosa todavía...

Augusto Lázaro

lunes, 7 de mayo de 2018

POEMA 6

EN EL CARACOL QUE NO ENCONTRASTE

No pudimos encontrar el sol.
No había algún excursionista merodeando
ni un bote en la distancia muerta
ni un pelícano.
Sólo las olas despreciaban el silencio.
No por eso nos desanimamos:
Yamilé se ajustó un viejo látex,
Roberto no se decidió a temblar
desde el primer momento,
"está muy fría el agua", dijo sonriéndose,
Cuqui no hizo nada: se acostó en la balsa,
yo tiré algunas fotos...
Pero tú no venías a gastar tu domingo
ni a hundir entre la espuma tus últimos secretos
ni a esperar, confiada, que saliera el sol...
Un cangrejo asomó sus largos ojos,
se asustó,
regresó a lo oscuro de su cueva.
Después, tu última silueta atravesó la orilla...
El agua buscó inútilmente tu imagen
en las piedras,
pero ya había demasiadas voces,
ya el sol picaba duro nuestros cuerpos.
La tarde vino de repente
y se llevó nuestro domingo.
En las olas se quedaron todas las palabras
y en la arena tus ojos
prendidos en el caracol que no encontraste...

Augusto Lázaro

(publicado en blog y Facebook)

Amiga que dejó Santiago y desapareció en las oscuras profundidades del recuerdo. Jamás volví a verla, jamás he sabido nada de ella, pero quiero confiar en que, en el lugar donde esté, todavía recuerde aquel mágico domingo en la playa, donde nuestros cuerpos estuvieron juntos en el agua, con el goce casi infantil que tu rostro reflejaba, porque disfrutabas del mar y del sol como un niño. Hasta siempre, querida amiga. El cariño que supiste enraizar en mi corazón jamás te dejará sin la nostalgia de aquel día único…