domingo, 13 de diciembre de 2015

ESA MUCHACHA TRISTE QUE SUEÑA CON LA NIEVE 46

El tiempo pasa y yo sigo en la más cruel incertidumbre. No sé nada de mi salida ni

de por qué a Tony no lo acaban de soltar y Aurelia dice que ella tampoco lo sabe,

pero yo creo que ella sí lo sabe y me está ocultando la verdad, porque por haber

robado no creo que tengan a nadie encerrado tanto tiempo, y de eso depende mi

salida, porque en la última carta mi mamá me decía que cuando Tony saliera de

la cárcel todo se arreglaría y yo podría irme con Bertica para allá. Pero nada. Mayra

a cada rato enferma, a veces se desaparece y yo ni me entero, un día se lo dije,

Mayra, el mejor día te mueres y yo en babia, no voy a poder asistir a tu entierro y no

le gustó ni un poquito la jarana, me dijo cálmate, que nadie se muere la víspera.

Miguelito también desaparecido, no acaba de llegarle el telegrama y cualqueir

día me entero que se suicidó. A Marina y su familia tampoco les avisan y Esteban no

sé cuándo saldrá de la cárcel, otro caso. No sé por qué el gobierno se empeña en

joder a los que no están con esto, sería más inteligente dejarlos irse a todos y así se los

quitan de encima, y además mandan dólares, que es lo que le interesa al gobierno,

pero es que parece que no son muy inteligentes ni muy diestros en la política, eso es

lo que me dice Marina cuando hablamos en su casa. Cuestión, que mis mejores

amigos están en baja, todos con problemas que no acaban de resolver, y yo entre

ellos, y peor, porque estoy sola, sin nadie con quien desahogarme. Y para ponerle la

tapa al pomo doña Bertica creciendo y haciendo preguntas a tutiplén, mami, ¿por

qué mi papá está preso?, mami, ¿yo nada más tengo una sola abuelita?, mami,

¿nosotros nos vamos a ir a ese país donde tú dices que está mi otra abuelita?, mami,

¿por qué no me compras una de esas muñecas que están en la vidriera de la tienda

que vimos el otro dia?, mami, ¿cuándo yo voy a salir del Internado y venir a vivir

aquí contigo?, mami, ¿por qué tú no tienes uniforme de miliciana?, mami, ¿tú no

trabajas ni estudias?, mami, ¿no vamos a celebrar mi cumpleaños?, mami, ¿por

qué no me compras un vestidito nuevo para mi cumpleaños?, ¡aaayyyyy!, y yo

punto en boca, porque qué carajos le voy a decir. Y eso es cada vez que Bertica se

pasa un día conmigo, a veces me saca de quicio y le doy un grito que la dejo sorda,

Bertica, por tu madre, no me hagas más preguntas y cállate de una vez, carajo, y la

niña se paraliza y se queda como hipnotizada, pero enseguida empieza con su

perreta y a dar gritos y a decirme que yo no la quiero y que por eso ella se quiere

ir para la casa de su abuelita Yeya y eso me revuelve la sangre. En vez de disfrutar

con ella aquí tengo que soportar esas preguntas y entonces su compañía se vuelve

un infierno. ¡Mi hija! Quién me iba a decir que mi propia hija me pusiera la carne de

gallina preguntándome cosas inocentes para cualquier niña y que para mí son

como dardos envenenados que amenazan con aniqularme. Por eso prefiero que

se vaya con su abuela para quitarme esa tortura, porque Aurelia seguro que tiene

más paciencia que yo y la entiende quizás mucho mejor y cuando Bertica le

pregunta algo inventará cualquier cosa para tranquilizarla y así la niña se queda

complacida y al minuto se le pasa, cosa que tendría que hacer yo pero no puedo,

no estoy acostumbrada a estar con una niña ni mucho menos a responder a las

preguntas que hace una niña con las características especiales de Bertica. Es que

no debí haber parido, no estaba preparada para madre, todavía no lo estoy y sin

embargo tengo que ejercer ese papel y ser madre es algo muy difícil, porque una

madre nunca queda bien con los hijos y al final ellos se van y la dejan al garete sin

pensarlo dos veces. Madre sólo hay una, sí. Ja. Ya lo creo que madre sólo hay una.

¿Y para qué sirve? Porque al menos en mi caso mi madre me sirvió de muy poco y

yo a Bertica otro tanto, y de qué le sirvió Aurelia a Tony. Y los padres de Mayra. ¡Ah!

Y Marina a Charito. Y los de Miguelito de qué le han servido. Ja. Bueno, quizás estoy

exagerando, pero da la casualidad que a la gente que conozco los padres no le

han servido de mucho y esas son las experiencias que conozco. En fin, déjame no

seguir con esto, que no soy filósofa ni socióloga ni analista del comportamiento de

los seres humanos ni un carajo la vela. En defiitivas, es mejor no achicharrarse el

cocorioco pensando en cosas que no pueden remediarse. Los padres no pueden

escogerse, uno nace y ya los tiene, sean como sean, y después uno tiene que

cargar con ellos hasta que se mueran, le gusten o no, y a los hijos uno los trae al

mundo sin su consentimiento, por eso tiene que aguantarlos como sean, porque

tampoco uno puede diseñarlos a su antojo, le salieron así o asá, pues a cargar con

ellos hasta que uno cante el manisero, qué remedio. Uno sólo puede escoger a sus

amigos, porque ni a los vecinos de la cuadra ni a los compañeros del trabajo ni al

resto de sus familiares se pueden escoger tampoco. Qué vida más perra. Uno está

sujeto a la casualidad y casi no puede decidir por sí mismo. Los amigos, sí, lo único.

Y de contra a veces uno escoge mal y la caga, le salen pintos, rabones y mochos.

Si esto es una panacea yo soy la Mata Hari. Quién coño dice que el mundo está

bien hecho y que la vida merece vivirse. Se ve que el que lo dijo no vivía debajo de

un puente ni a la orilla del río Yarayó. No me jodan. Como decía un cartel en el

muro del Pre la semana pasada: a bailar y a gozar con la sinfónica nacional. Hay

que reírse...

(continuará)

Augusto Lázaro



www.facebook.com/augusto.delatorrecasas

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