domingo, 12 de abril de 2015

ESA MUCHACHA TRISTE QUE SUEÑA CON LA NIEVE 14

Así que ese gato asqueroso se comió mi carne. Lo que me faltaba. La carne que yo

había dejado en la cocina, que se me olvidó meterla en el frío por lo distraída que

estoy. Nada menos que la cuota de toda la semana para mí y para Bertica. Y ese

gato asqueroso se la zampó todita. Gato desgraciado. ¡Mierda! Y negro, para más

desgracia, porque dicen las revistas de astrología que los gatos negros son todos

una salación y siempre están anunciando desgracias. Dígame usted. Y ahora ¿qué

comemos yo y Bertica? Gato de mierda. ¿Qué querrá decir eso? Por lo menos más

de una docena de desgracias. ¡Dios mío! Tengo que cuidarme. Sí, a partir de ahora

tengo que cuidarme de verdad y tengo que cuidar a Bertica, porque las desgracias

que me caigan le caerán a ella también. Pero esto no se va a quedar así, no señor,

que no se piense ese puñetero gato que se dio banquete a costa mía y de gratis.

No, que no se lo piense. Lo voy a vigilar, ya lo creo que lo voy a vigilar... Ya sé, voy

a dejarle un muslito de pollo que tengo ahí guardado para hacerle una sopa a la

niña encima del fogón y me voy a esconder allá atrás con un palo en la mano. Ah,

sí. Seguro que siente el olor y se tira de nuevo, haciéndose el cráneo de que va a

banquetearse otra vez el muy asqueroso. Sí señor. Se va a tirar del muro, porque yo

creo que ese gato viene del techo de la casa de Aleida. Y va a caer mansito, ya lo

creo, se va a tirar y va a subirse en el fogón, y va a empezar a remover el platillo con

el muslito de pollo, hasta que el platillo se destape y ¡bingo!, otro banquete. Gato

pendejo. Pero lo que él no se imagina es que yo voy a estar ahí, cazándolo como él

caza los ratones, y lo voy a dejar como una piltrafa. Sí señor, como una piltrafa. Me

le voy a acercar despacito sin hacer ningún ruido sin zapatos, por si acaso, y cuando

lo tenga al alcance le voy a meter un tarrallazo por el lomo que se va a quedar

pidiéndome perdón. Ni tiempo de maullar va a tener el muy cabrón. Claro que no

se va a morir del primer golpe, porque los gatos tienen siete vidas, lo dicen las

revistas. No. Seguro que va a empezar a arrastrarse, a moverse con dificultad, y

entonces tendré que propinarle dos o tres toletazos más, con toda mi fuerza, hasta

desguabinarlo todo. Cabrón. Desgraciado. Hijo de puta. Siete veces te voy a matar

para que no vuelvas a comerte ni un hueso de pescado a mi costa. Y no me va a

dar miedo. No, no me va a dar ningún miedo, porque la rabia que me enciende la

sangre va a ser más fuerte que todos los miedos que ese gato pueda darme... Ah,

pero tras esos golpetazos el gato todavía estará vivo, por eso le voy a dar golpes en

la cabeza, en el lomo, en la rabadilla, por las patas, por donde lo coja, asqueroso,

y el puñetero gato que no quiere morirse y yo que toma, cabrón, coge, asqueroso,

acaba de estirar la pata de una vez, maldito, él mirándome, clavándome sus ojos

como si fueran dos puntillas en los míos, pensando, como si fuera un ser humano

igual que yo, con rabia, con la misma rabia que ahora yo siento por su culpa, gato

del demonio, y yo veré el odio en sus ojos, maldito animal, y tendré que rematarlo,

una y otra vez, qué asco, tendré que cogerlo con mis manos con las tripas colgando

y la sangre saliéndosele por todas partes, y amarrarlo con una soga por el pescuezo,

y colgarlo... Sí, voy a colgarlo en el patio, en la tendedera, ja ja ja, a ver quién ríe

último, gato hijo de mala madre. Me quedaré mirándolo, hasta que no me quede

más remedio que rociarlo con alcohol y prenderle candela, y seguir mirándolo hasta

que largue el último pellejo que le quede... y yo me quedaré en el patio, riéndome a

carcajadas, disfrutando de semejante show, y diciéndole, aunque el muy puñetero

ya no pueda oírme, oye tú, gato de mierda, ya tú no vas a comerte un pedazo de

carne nunca más en tu cabrona vida, coño, porque esa vida se te está yendo, y

a reírme, a seguir riéndome, hasta que Aleida se asome por el muro y se me quede

mirando como si pensara que yo he perdido la razón de verdad...

(continuará)

Augusto Lázaro

@augustodelatorr



http://laenvolvencia.blogspot.com.

No hay comentarios:

Publicar un comentario