domingo, 7 de julio de 2013

NO ES UNA FLOR QUE VUELA 25

Escribo por costumbre, por hábito, por necesidad, por creer que todavía puedo hacer

algo útil aunque esa utilidad no beneficie a nadie porque nadie va a enterarse de lo que

escibo ni lo va a leer en caso de que sea publicado. Pero el día que deje de escribir ya no

estaré en el mundo de los vivos, en este mundo tan maravilloso que según dicen los que

creen creó el Creador. Debió dedicarse a otro oficio, porque en éste lo que le salió fue

una mierda. Pero en fin, que para mí escribir es algo así como comer y yo diría que

prefiero dejar de comer a dejar de escribir. Y de leer, que es otro de mis pocos vicios que

por suerte son gratis. No me imagino qué sería de mí si escribir y leer hubiera que

pagarlos. Y me dice Manuel que tengo suerte por eso, porque puedo hacer lo que me

gusta más sin soltar una sola peseta, hombre, ya sé que quisieras tener muchas cosas que

no tienes y hacer muchas cosas que no haces, pero lo que más te gusta hacer, que es

leer y escribir, puedes hacerlo gratis, ¿ves que no estás tan de tirar a la basura como

dices?

--Quiero enseñarte algo que escribí. Pero prométeme que vas a ser sincera diciéndome

de verdad lo que piensas de lo que voy a enseñarte.

--Está de más que me pidas que sea sincera, porque contigo siempre lo he sido, y quizás

demasiado.

--Pues muy bien. Entonces toma.

--¿Qué es?

--Un artículo que envié a dos periódicos, pero ni un acuse de recibo.

--¿La ley del embudo? ¡Ajá! Un buen título. A ver qué dice este artículo...



Los islamistas se manifiestan en las calles contra Estados Unidos y contra Occidente,

queman banderas norteamericanas y de otros países, gritan "¡muerte a América!" (¿a

toda América?), "1guerra santa contra occidente!"," ¡Bush el peor terrorista!", etc. Pueden

hacerlo. No claman contra el gobierno de Estados Unidos ni contra quienes hacen las

guerras. No. Claman contra América, contra Occidente, contra nuestros pueblos en

general, porque somos "infieles" y no tenemos a Alá por Dios ni a Mahoma por Profeta. En

cambio, nosotros, los "occidentales", no podemos manifestar la más mínima queja o

protesta (mucho menos una crítica) contra el islam ni contra quienes claman contra

nosotros, ni por supuesto quemar una bandera árabe en las calles o un muñeco que

simbolice a algún dictador de esos países. ¡Nada! Ellos tienen ventaja: pueden hacer y

deshacer a su antojo y aquí en el mundo libre y democrático tenemos que tragarnos lo

que de verdad pensamos y sentimos, porque "no podemos ser como ellos". ¡Qué bonito!



--No me extraña que no te lo hayan publicado. Ese es un tema tabú en este país. En pleno

siglo XXI todavía quedan temas tabúes de los cuales lo mejor es no hablar.

--Ya me he dado cuenta, pero al paso en que vamos dentro de poco sólo se va a poder

hablar de fútbol y de los famosos de la tele.

--Vamos, refréscate con un zumo de limón hecho en casa que tengo ahí esperándote. Ya

verás cómo el zumo te calma. Volvemos a lo mismo: tú y yo no podemos arreglar el

mundo.

--Ni tú ni yo ni César, Alejandro, Atila, Pericles, Carlomagno, y la gran etcétera de grandes

personajes de la historia que en sus tiempos intentaron arreglarlo a su manera.

Pues así está el país: no se puede hablar mal del islam (tema tabú), aunque los islamistas

se pasan la vida hablando mal de nosotros, ni de los homosexuales (te cae encima un

rosario de ONGs y una oposición política que los defiende a ultranza, porque los

homosexuales aquí son sagrados), ni de las prostitutas (porque son trabajadoras como

cualesquiera otras mujeres honradas, honestas y decentes), ni de los monstruos sagrados

de las letras y el arte que campean, hagan lo que hagan (y que no admiten críticas

porque son perfectos), ni de la izquierda (todavía muchos consideran que están en la

época de la gauche divine), ni de la inmigración, legal o ilegal o delictiva, que tanto

molesta a los ciudadanos, muchos de los cuales se callan en público lo que piensan al

respecto, hipócritamente, aunque no los ayudan llevándose a algunos a sus casas,

ni de la emputecida justicia que tampoco admite su cuestionamiento en boca de los

magistrados que según vox populi muchos deberían estar entre rejas, ni... en fin... que

habrá que ponerse en la boca un esparadrapo y como dice mi amiga la limosnera de la

Covadonga, Nereida sin más: ver, oír y callar. ¡Quién lo iba a decir! Porque si hablas “mal”

de alguno de estos temas, te buscas problemas en muchos lugares y con muchas

instituciones y personas. Por eso estoy Jodido con mayúscula: odio las dictaduras y no me

convence esta democracia manipulada para favorecer a los que merecerían estar

totalmente desfavorecidos a nivel de Metro. ¿Me queda otra opción que tirarme de

cabeza del puente de Segovia?

--Muy rico el limón, pero tú lo aventajas, porque además de estar como él no tienes ese

saborcito ácido que te pilla la lengua.

--Nunca he conocido a nadie tan atrevido y engreído como tú, y contradictoriamente

portador de calamidades a granel, al menos con la lengua. ¿Cómo carajo sabes el

saborcito que yo tengo o dejo de tener? ¡Habráse visto!

--O sea, que te has convencido por fin de que tienes que soportarme.

--De lo que me he convencido es de... mira, mejor volvamos al tema del artículo, que me

parece que los dos vamos a salir ganando.

Augusto Lázaro

@augustodelatorr


(continuará)

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